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ARTÍCULOS ORIGINALES
LORENA TABORDA MORALES
Revista Perspectiva Empresarial, Vol. 11, No. 1, enero-junio de 2024, 3-5
E-ISSN 2389-8194
    
de la adopción de los índices ESG, pero también 
revelan que su impacto no siempre es uniforme. 
Guillén (2022) señala que, aunque los factores ESG 
contribuyen a mejorar indicadores económicos y 
 
generalizables. Por ejemplo, la gobernanza 
     
de los inversionistas; entretanto, los impactos 
ambientales ‘E’ y sociales ‘S’ no tienen el mismo 
peso; asunto que deja al descubierto que se 
ignoran evidencias empíricas que muestran que las 
acciones que propenden por lo social y ambiental 
No obstante, dada las pocas regulaciones y la falta 
de acciones éticas en cantidad de iniciativas, se ha 
permitido que empresas caigan en prácticas de 
greenwashing y pongan en peligro el desarrollo de 
políticas ESG (WAS, 2024).
Un caso destacado es la investigación 
realizada por las autoridades alemanas a DWS, 
una importante gestora de fondos, por presuntas 
prácticas de greenwashing. Esta situación, la cual 
da cuenta de falta de transparencia empresarial de 
cara a nombrar como sostenible lo que no encaja 
dentro de esta práctica, subraya la necesidad de 
regulaciones más estrictas y una supervisión 
los fondos sostenibles y garantizar la integridad de 
las inversiones ESG (MORNINGSTAR, 2024).
Bajo este contexto, las juntas directivas 
como órgano colegiado y principal instancia de 
gobierno corporativo tienen una responsabilidad 
crucial: supervisar y dirigir la estrategia general 
de la compañía, asegurando la sostenibilidad 
empresarial a largo plazo. Esto implica alinearse 
con los estándares ESG; enfocándose no solo en 
el ‘qué’ de las organizaciones, sino también en el 
‘cómo’ y el “para qué” de sus acciones. De hecho, en 
contraposición a los casos que hoy se denuncian, 
lo que impulsa la inclusión de métricas ESG en la 
toma de decisiones estratégicas. Estas métricas —ya 
puestas en las juntas directivas y asambleas por 
algunos— incluyen el compromiso con la reducción 
de la huella de carbono, la atención a los empleados 
mediante indicadores de rotación de personal, la 
implementación de prácticas laborales orientadas 
a atraer talento, así como la seguridad de los datos y 
la gestión del riesgo. Sin embargo no son prácticas 
generales ni contempladas por un gran porcentaje 
de empresarios, quienes siguen disfrazando de 
mitos la posibilidad de conectar la sostenibilidad 
‘social’ con los negocios.
De esta manera la toma de decisiones en una 
junta directiva resulta fundamental para garantizar 
la sostenibilidad (supervivencia), la rentabilidad, 
el crecimiento y medir los impactos que una 
organización genera. Este órgano de gobierno 
tiene la responsabilidad de liderar con una visión 
sino también las demandas sociales y ambientales.
las juntas directivas está en diseñar políticas 
inclusivas que vayan más allá de cumplir con 
exigencias regulatorias o visiones sesgadas, 
desarrollando procesos en los que la incorporación 
de prácticas diversas esté alineada con la 
    
precisos y asignar los recursos necesarios para 
implementar iniciativas de inclusión. De igual 
forma corresponde a la junta directiva supervisar 
la alineación de estas políticas con los valores, los 
propósitos estratégicos y la cultura empresarial, 
lo que garantiza su coherencia en todos los niveles 
y procesos de la organización.
De modo que la labor que ejecuta la junta 
directiva debe ir más allá de las decisiones 
un enfoque sistémico que considere el impacto 
de diversas posturas y estrategias en diferentes 
áreas de la organización. Por ejemplo, la inclusión 
de personas con discapacidad en la organización 
no se puede quedar como una actividad aislada ni 
hacerse únicamente con el propósito de favorecer la 
reducción de impuestos debido a que una decisión 
de este tipo requiere la revisión y ajuste de los 
procesos de selección, formación, infraestructura, 
diseño de puestos de trabajo y el fortalecimiento 
de una cultura organizacional capaz de vivir en 
la diferencia. Esto, aunque parezca una práctica 
aislada, no solo mejora la cohesión interna sino que 
también proyecta una imagen de responsabilidad 
corporativa ante clientes, inversionistas y la 
sociedad en general; aspectos de los que es vigilante 
la junta directiva.