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ARTÍCULOS ORIGINALES
JAIME ALONSO RESTREPO CARMONA
Revista Perspectiva Empresarial, Vol. 9, No. 1, enero-junio de 2022, 45-55
ISSN 2389-8186, E-ISSN 2389-8194
Introducción
La historia de la educación, así como la historia
de la música, es a la vez parte integral de la historia
general universal. En este tejido de relaciones
se han estudiado los efectos no musicales de la
del ser humano y los cambios producidos
sobre las funciones orgánicas tales como ritmo
cerebral, circulación, respiración, digestión y
metabolismo, el tono y la energía muscular, el
sistema inmunitario, la actividad neuronal en las
zonas del cerebro implicadas en la emoción, la
resistencia para el trabajo y para las actividades
de alto rendimiento (Diaz y Justel, 2019). De
igual manera los resultados no musicales de la
sobre las habilidades perceptivas y lingüísticas,
la alfabetización, las habilidades matemáticas, el
desarrollo intelectual, la creatividad, el desarrollo
y el bienestar (Hallam, 2010).
Desde ramas como la medicina y la pedagogía
se sigue investigando el impacto estructural de la
educación musical sobre el ser humano, así como
los cambios neuronales de los individuos expuestos
a ambientes mediados por la música. Este hecho ha
llevado a que los currículos de enseñanza obligatoria
se vean complementados por la educación musical
otras disciplinas más allá de la propia en cuestión.
Sin embargo existen relaciones sociales
producidas por la educación musical que
permiten a los estudiantes desarrollar habilidades,
conocimientos, hábitos y disposiciones para tener
éxito en una economía centrada en la creatividad, la
investigación, el desarrollo, el diseño y la innovación,
contribuyendo a los retos de la economía y la
sociedad del conocimiento (Jones, 2007). Estos
cambios hacen necesario revaluar y replantear
practicas escolares, así como profundizar sobre la
relación de la educación musical en la economía
del conocimiento.
intencional y sistemática de formar el ser, así como
la acción general de una sociedad de transmitir
su existencia colectiva intergeneracionalmente
(Luzuriaga, 1971). La educación es, en suma, la
encargada de desarrollar a los estudiantes como
personas formadas en sus diferentes facetas más
que como simples trabajadores destinados a
cumplir los objetivos marcados por el centro de
trabajo y producción (Elliott, 1995).
De esta manera la educación musical es
la actividad pedagógica de instrucción sobre
la creación musical a través de un modelo de
ensayo que realizan los especialistas en música,
normalmente representados como docentes de
música; esto fomenta la participación activa de los
sujetos de aprendizaje y refuerza la puntualidad,
atención, práctica repetitiva, búsqueda de la
excelencia y perfección de la técnica (Bartel, 2004).
Por último, se entiende por economía del
conocimiento al cambio progresivo de la actividad
económica de (i.e.
materias primas y manufacturas) hacia la base
; producción basada
en inversión en tecnologías de la información y/o
educación superior, representando así un cambio
de la economía de los tangibles a los intangibles.
La economía del conocimiento representa una
forma emergente de producir bienes y servicios
basada en la capacidad de generar, recoger, usar
y diseminar conocimientos y tecnologías (Ávalos,
1999), lo que genera una serie de rupturas o
discontinuidades que suponen un cambio en la
producción económica y el mercado (Aróstegui,
2019). Estas rupturas se pueden resumir en: (i)
aceleración de la producción de conocimiento, es
decir, saltos tecnológicos en períodos cada vez más
pequeños; (ii) innovación, representada por las
posibilidades de mejora de productos o actividades
que pueden eventualmente transformarse en
objetos obsoletos si no se transforman y (iii) la
revolución de los instrumentos de conocimiento
en la era de digital con lo que la creación y
disponibilidad de información se da en tiempo
real, se fomentan las relaciones entre creadores
de conocimiento, se facilita la capacidad de
procesamiento de la información y se desarrolla
un largo sistema descentralizado de recolección
de datos (David y Foray, 2002).