Lupa Empresarial N° 20/2019
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Entre los atributos útiles a la hora de evaluar indicadores de salud, tenemos los
que propone Etches (2006), para quien todo indicador debe poseer mesurabilidad
y factibilidad (disponibilidad de datos), validez (que el indicador mida lo que
se pretende medir), oportunidad (que sean recopilados y notificados en el
momento oportuno), reproducibilidad (que exista igualdad en las mediciones,
independiente del tipo de persona o instituto), sostenibilidad (que posea las
condiciones necesarias para su estimación continua), relevancia e importancia
(que puedan suministrar la información adecuada y útil, con la finalidad de
orientar la toma de decisiones), y comprensibilidad por parte de los entes
tomadores de decisiones.
Habida cuenta de lo anterior, este trabajo expone la existencia permanente
de una limitación en la interpretación ofrecida por los valores absolutos (Boada,
Mayorca y Millán, 2009), e incluso también en los valores relativos (Boada y Millán,
2011), por ello se hace necesaria una comunicación asociada en la que se desarrolle
una exposición empática con dichos resultados, se logre así orientar al lector en
su correcta interpretación y se reduzca la posibilidad de realizar comparativos
incorrectos o fuera de contexto. De hecho, en consonancia con Martínez Garay
(2016), el lector debe tener acceso a la información de tal forma que sea capaz de
distinguir con claridad entre estimaciones de riesgo absoluto y de riesgo relativo,
distinción que debe tenerse muy presente cuando se quieran utilizar este tipo
de herramientas en la toma de determinadas decisiones.
Es importante destacar que, dentro del ámbito administrativo, existe una
serie de índices comparativos que se fundamentan en la medición de los errores
y diferencias existentes entre una determinada variable a estudiar, logrando
establecer claramente la magnitud (con unidades) que discrepa entre los dos
valores (Boada, 2009); esto resulta ideal para realizar estudios longitudinales
sobre el mismo alcance o localidad, pero representa amplias debilidades si se
desea comparar transversalmente con otras ciudades o entidades territoriales
que posean aspectos dimensionales diferentes, los indicadores de este tipo
son absolutos.
Por otro lado, un indicador relativo puede reflejar la diferencia relativa (cociente
sin unidades) existente entre un valor determinado y otro valor de la misma
variable, logrando establecer la magnitud porcentual en la que discrepan dos
valores. Esto es ideal para realizar estudios transversales en donde se analice
la proporción afectada según el tamaño de la ciudad o entidad territorial, pero
presenta serias limitaciones longitudinales sobre el mismo alcance, ya que el
valor relativo fluctúa según el valor base colocado en el denominador (Boada y