Por:
Antonio Mazo Mejía
Rector
Universidad Ceipa
Cuando se buscan las raíces de la palabra administración, encontramos sus fuentes más remotas en la lengua latina; en ella está el sustantivo administratio - onis, que traduce cooperación, ayuda, asistencia; y también existe el verbo administrare, cuyos significados en español son: prestar su ministerio, su ayuda; presentar, servir, suministrar, proporcionar; ocuparse de, dirigir, arreglar, ejecutar, trabajar, dirigir, administrar, gobernar...
Citamos el verbo porque recordemos que los sustantivos designan a las personas, a los animales o a las cosas, y los verbos, la acción; por eso el infinitivo de los verbos y sus inflexiones nos ayudan a penetrar mejor en la riqueza de los significados de las palabras.
Como se ve por sus raíces latinas, la palabra administración tiene una muy amplia comprensión como se dice en la filosofía aristotélica, esto es, tiene diversos significados, sobre los cuales considero muy importante que profundicen los administradores.
Pienso que está muy reducido y generalizado el sentido de administrar como gobernar, como ocuparse de, como dirigir, y eso está bien, pues como acabamos de verlo, corresponde a los significados del origen latino de administrar; pero hay
otros significados sobre los cuales me parece que es muy importante profundizar, tales como: prestar su ministerio, su ayuda, servir; en estas acepciones encontramos una dimensión mucho más humana, como de más compromiso, como de mayor proyección del administrador hacia la realidad administrada, llámese empresa o sector público o algo de la sociedad.
La administración pues, no es una ciencia o un conjunto de normas que conforman un arte frío que hace relación simplemente a la cosa administrada; en sus raíces mismas están unas connotaciones muy importantes para la persona del administrador; no es nada traído de los cabellos el decir que el administrador tiene que tener una gran vocación de servicio, unas competencias para la innovación, una disponibilidad para atender lo relacionado con su oficio, autoridad para gobernar, etc.
He querido citar las raíces latinas de nuestros vocablos administrar y administración, porque creo que ellas iluminan bastante para que los tratadistas profundicen más en toda la riqueza que estas palabras encierran.
Agradezco mucho la valiosísima colaboración de los autores de los diferentes artículos de este número de Lupa y dejo las inquietudes de este editorial a nuestros lectores; para ellos también nuestro saludo agradecido por la lectura de esta revista y nuestra solicitud para que colaboren con ella a través de artículos, comentarios, sugerencias, etc.