La generación del conocimiento

Por:
Juan Pablo Arrubla

Administrador de Empresas de la Universidad de Medellín.
Especialista en Mercadeo de la Universidad de Medellín.
Especialista en Asesoría y Consultoría de la Universidad de Antioquia
Se encuentra realizando estudios de Doctorado de Administración de Empresas en la Universidad San Pablo CEU de España.
En la actualidad se desempeña como Docente- Investigador de la Escuela de Administración de la Institución Universitaria CEIPA.
juan.arrubla@ceipa.edu.co

Resumen

El presente artículo pretende introducir al lector en los conceptos básicos y fundamentales, en cuanto a la comprensión de las formas de aproximación al conocimiento, y a las diversas posturas, que desde la epistemología existen para generar conocimiento. No es una taxonomía exhaustiva ni rigurosa, pero, sí se realiza una adecuada aproximación a conceptos filosóficos que desde otras ópticas pueden visualizarse como áridos e incomprensibles.

Palabras Clave

Conocimiento, filosofía, epistemología, gnoseología.

Abstract

This article aims to introduce the reader to basic concepts and fundamental understanding about the ways of approach to knowledge, and at various positions, from the epistemology that exist to generate knowledge. There is not a rigorous and exhaustive taxonomy, but, realy there is a fair approximation to philosophical concepts that from other optics can be viewed as arid and incomprehensible.

Keywords

Knowledge, philosophy, epistemology,

Introducción

El conocimiento es una actividad primordial para el hombre y es parte fundamental de su desarrollo como individuo. Si hay algo relevante en la naturaleza del ser humano, es su capacidad y su afán de saber y conocer. En la naturaleza del hombre está el indagar el mundo que lo rodea, busca interrogarlo, busca interpretarlo, comprender las leyes que regulan sus procesos. La naturaleza, el hombre mismo, despiertan el interés y la admiración por conocerlas, y el hombre trata de dar respuestas a sus inquietudes aunque no sean las correctas. La mayoría de las veces el hombre mantiene estas dudas, y éstas se convierten en objeto de investigación. Es esta investigación la que proporciona al hombre la confianza y seguridad en sus conocimientos. Y los resultados de estas indagaciones que pretenden dar a conocer algo, se han convertido en necesidad de ser comunicadas a los demás.

La labor de conocer, es decir el conocimiento, está hecho por y para el hombre, parte de la experiencia de éste y de la forma como él se relaciona con las cosas y con los mismos hombres. El conocimiento es inconcebible sin el lenguaje; es el producto de interacción del hombre con su medio (BARRAGÁN, 1988, 9). Hay que ver a la teoría del conocimiento como una expresión de la naturaleza social del hombre y como uno de los aspectos más importantes de su desarrollo. A través de la historia todas las civilizaciones llevan implícito un proceso de generación creciente de conocimientos. Es por esto que cuando se trata el tema del conocimiento hay que hablar del proceso crítico mediante el cual el ser humano organiza sus saberes, hasta llegar a una sistematización ordenada, coherente y metódica como es el caso del conocimiento científico.

El concepto común de conocimiento es muy amplio, ya que incluye: la relación con objetos, lugares, personas y temas; habilidad en ejecución de tareas aprendidas; la posesión de verdades aparentes sobre cuestiones de hecho y de fe; las realidades aparentes de la ciencia; los axiomas físicos y matemáticos. También este concepto de conocimiento se relaciona con otras ideas complejas, por ejemplo la comprensión de la naturaleza, su contemplación, su concentración. En el área de la educación, el conocimiento es empleado para designar dos tipos de ideas: como primero, la habilidad y el saber acumulados respecto al control tecnológico del medio, y como segundo las actividades y experiencias intelectuales (SCHEFFLER, 1970, 11). El conocimiento, en este contexto, designa el contenido total de nuestra herencia intelectual que la educación debe trasmitir a las nuevas generaciones.

La Teoría del Conocimiento

El conocimiento tiene una naturaleza fenomenológica, y por lo tanto no puede considerarse como un hecho aislado; siempre se hará referencia hacia otras cosas, otras personas. En cualquier tipo de conocimiento estamos contrastando ciertos elementos o factores que se repiten periódicamente y sin los cuales sería casi imposible el hecho mismo de conocer. Al identificar elementos comunes, invariables, esto compete a una concepción fenomenológica del conocimiento. Algunos aspectos comunes del conocimiento son (BARRAGÁN, 1988) (SCHEFFLER, 1970):

El proceso cognoscitivo del hombre tiene una finalidad, no es caótico, refleja un proceso sistemático. El hombre busca conocer la realidad con la finalidad de llegar a poseer una verdad. Esta verdad según la filosofía tradicional es la adecuación entre el pensamiento del sujeto y el objeto real. Cuando esta conformidad no se da, entonces aparece el error. El hombre en su proceso de conocimiento siempre estará sometido a ciertas limitaciones que imposibilitarán una adecuación perfecta de su pensamiento, de su conocimiento con la realidad de las cosas. “El hombre siempre estará en actitud de conquista de la verdad, pero no en la posesión plena de la verdad pues siempre habrá matices y aspectos que se nos escapan” (VAN STEENBERGHEN, 1962, 177).

En síntesis, la finalidad del conocimiento es el tratar de transcribir en el ámbito de nuestra conciencia, los procesos, normas o leyes que regulan la naturaleza, los hechos sociales o la historia para asimismo poder cambiarla.

Los Problemas del Conocimiento

Entre los problemas del conocimiento, se reconocen varios: el primer interrogante surge ante el hecho de si es posible tener algún conocimiento de la realidad, es decir si existe la posibilidad del conocimiento. El segundo aspecto es cuando se plantea el problema del lugar en el cual se originan nuestros conocimientos, ¿es en las facultades sensibles o en la razón? Un tercer problema aparece cuando se trata de determinar la naturaleza del conocimiento. El último problema se presenta cuando se habla de las formas del conocimiento (SCHEFFLER, 1970) (HESSEN, 1981) (BARRAGÁN, 1988):

En cuanto a la posibilidad del conocimiento, han surgido varios sistemas:

Parte de que hay que tomar una actitud crítica ante el problema de conocimiento, no se pueden dar como hechos, sino que es necesario demostrar los mecanismos mediante los cuales el sujeto realiza su proceso de conocimiento y la forma en que se nos da el objeto.

Sobre el origen del conocimiento, han surgido los siguientes sistemas como soluciones posibles:

Cuando se habla de la esencia de conocimiento, se plantea el problema de la relación sujeto objeto. Según Kant, el objeto está sometido a las condiciones que establece el sujeto a través estructuras a priori y a partir de éstas, se habla de conocimiento objetivo. Se entiende al conocimiento como una actividad del sujeto, la cual pretende captar el sentido del objeto de estudio. La relación entre estos dos polos de conocimiento, su naturaleza y sus límites, se ha intentado resolver por algunos de los siguientes sistemas:

Es decir, que el mundo no tiene existencia en sí mismo, con independencia del sujeto, de toda representación o conocimiento (BARRAGÁN, 1988, 65). En el idealismo se pretende identificar lo real con lo racional, el objeto con el sujeto o conciencia.

Las dos últimas posturas son:

En cuanto a las formas del conocimiento, Hessen explica que el acto de aprehensión del objeto de conocimiento no es un acto simple. Es un conjunto de actos en los cuales se hace necesario que la conciencia cognoscente revise a este objeto desde múltiples perspectivas, es decir, relacione el objeto con otros, realice comparaciones, y por último obtenga conclusiones. A este conocimiento se ha dado en llamar conocimiento discursivo-racional, ya que la conciencia cognoscente se traslada de un lado a otro (HESSEN, 1994). En contraposición está el conocimiento intuitivo, el conocimiento inmediato, el cual consiste en conocer viendo. Desde éste se aprehende inmediatamente al objeto del conocimiento, principalmente con la visión, de forma experiencial externa o internamente, percibimos colores, texturas, pero también experimentamos sentimientos, emociones, aún cuando se habla de intuición no sensible, una intuición espiritual; y es en ésta que se apoyan nuestros juicios y contradicciones. Finalizando con el planteamiento de Hessen, éste precisa que la “aceptación o el rechazo de un conocimiento intuitivo, paralelo al discursivo- racional, depende primordialmente de lo que se piense acerca de la esencia del hombre. Quien considere al hombre como un ser exclusiva o predominantemente teórico, cuya función es el pensamiento, sólo reconocerá un conocimiento racional.

Por el contrario, quien coloque el núcleo del ser humano en el lado emocional y volitivo, estará dispuesto a aceptar en el hombre, aparte de la forma discursiva- racional de conocimiento, otros tipos de aprehensión de los objetos. Tendrá la convicción de que múltiples aspectos de la realidad corresponden a múltiples funciones cognoscitivas” (HESSEN, 1994, 98 ).

Bibliografía:

1.BARRAGAN L, Hernando. (1988) Epistemología. Filosofía a distancia. Facultad de Filosofía, Universidad Santo Tomás de Aquino, Bogotá.

2.HESSEN, J. (1981). Teoría del Conocimiento. Colección austral, Espasa Calpe S.A. Decimo séptima edición, México.

3.HESSEN, J. (1997). Teoría del Conocimiento. Editorial panamericana. Cuarta edición, Bogotá.

4.SCHEFFLER, Israel. (1970) Bases y condiciones del conocimiento. Editorial Paidós, Buenos Aires.

5.VAN STEENBERGHEN, P. (1962) Epistemología. Editorial Gredos, Madrid.