Por:
Giovanni Montoya Aldawe
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Sin lugar a dudas la aparición de la red mundial de integración electrónica, la Internet, coadyuvó en la definición del rumbo de los nuevos negocios y creó un amplio espectro de oportunidades para las organizaciones que en ella vislumbraron un potencial incalculable de opciones para elevar la competitividad de los negocios en el orden de los mercados locales e internacionales. Pero un análisis pormenorizado de la realidad histórica que rodeó el ámbito latinoamericano la consolidación de las nuevas eras de la información y del conocimiento, impulsada sin lugar a dudas por Internet, propicia el espacio para evaluar aspectos como su impacto en los niveles Estatal y Privado y, por supuesto, las dimensiones que han adquirido los canales a través de los cuales se ha irrigado este fenómeno a toda las esferas de la producción, distribución y consumo de bienes, porque la comprensión de la interrelación de los actores económicos es el punto de partida desde donde se puede prospectar una política económica coherente con el orden mundial de los negocios.
Vale iniciar esta reflexión a partir del hecho de que la gestión del conocimiento (GC) se define como el proceso a través del cual las organizaciones empresariales capturan, adquieren, organizan, distribuyen, controlan y retroalimentan el conocimiento que el entorno provee o el que se deriva de su propio accionar para constituirse de esta manera en negocios de aprendizaje continuo o empresas inteligentes con importantes estándares de competitividad. Desde la anterior conceptualización se deducen aspectos que resultan determinantes dentro de la propuesta analítica que se plantea, tales elementos son:
Si evaluamos el alcance del primer elemento a la luz de las cifras aportadas por el Departamento Nacional de Planeación (Ver cuadro), se deduciría de manera simple que los esfuerzos para impulsar la ciencia y la tecnología en Colombia vienen reduciéndose progresivamente desde el año 1996 tanto en términos nominales como en porcentaje de participación en el PIB, lo cual de alguna manera podría en primera instancia relacionarse con el ciclo económico de desaceleración y recesión registrado durante el periodo, pero que indudablemente esconde tras de sí una tendencia cultural y sociodemográfica que tendrá inobjetablemente enormes repercusiones en los contextos de la competitividad país y que dista del axioma de creación de entornos competitivos presentada en el enunciado.
El segundo aspecto propuesto nos involucra en un escenario mas allá de las cifras por cuanto los resultados de la última década dejan entrever que salvo unas valiosas excepciones, la competitividad país ha permanecido al margen de la evolución económico - social de los entornos internacionales, incluso si los países de referencia se ubican en Latinoamérica. Es así como por ejemplo El Salvador, Costa Rica y República Dominicana exhiben hoy condiciones económicas en franco progreso acompañadas de aceptables niveles de afianzamiento en ciencia y tecnología que han convertido, en especial a las dos últimas naciones, en destino importante de empresas de todo el continente.
El último de los ítems puesto a consideración propone ya un problema de desarrollo equilibrado a largo plazo del modelo de producción planteado para el país por cuanto el componente social de la gestión del conocimiento está supeditado entre otras cosas, a los esfuerzos segmentados de las organizaciones educativas colombianas, dado el bajo componente de investigación primaria involucrada en los procesos de absorción y distribución de información - conocimiento relacionadas con la función de educación.
En vista de lo anterior se hace necesaria la redefinición del proceso de creación de entornos de conocimiento gestionable por organizaciones inteligentes y que propicie la elevación de la producción nacional en un ambiente de profunda transformación social, para ello se requeriría:
A partir de los planteamientos propuestos en estas líneas se deduce, que la labor de producción de mercados de conocimiento gestionable por las organizaciones como insumo para la competitividad, compromete esfuerzos colectivos del orden nacional e incluso internacional y debe integrar los programas ya existentes que de manera aislada han generado resultados favorables pero sobre los cuales aún queda camino por recorrer, para que los efectos macroeconómicos y sectoriales sean propiciadores de liderazgo para el país dentro de los escenarios del nuevo orden económico y geopolítico mundial.
Total inversión en CyT | Inversión C&T / PIB | |
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1995 | 699.157 | 0.52 |
1996 | 745.065 | 0.55 |
1997 | 692.685 | 0.49 |
1998 | 593.085 | 0.42 |
1999 | 587.962 | 0.44 |
2000 | 562.738 | 0.41 |
Inversión en Desarrollo Científico y Tecnológico $ Mill. (Incluye Sector Privado)
*Giovanni Albeiro Montoya A