Por:
Germán Torres Álvarez
Licenciado en Didáctica y Dificultades del Aprendizaje Escolar del CEIPA
Especialista en Educación: Gerencia Educativa del CEIPA
Docente de las áreas de Iniciativa y Creatividad y de Recursos Humanos del CEIPA
Actualmente es el Decano de la Escuela de Educación del CEIPA
Concebir la creatividad como la facultad que posee el hombre para pensar de manera diferente de los demás y de sí mismo, es apasionante y seductor; pero concebirla además de ello como una habilidad que no sólo haya su soporte fisiológico en el cerebro humano, sino que se fundamenta también en la autoestima de la persona, lo hace todavía más apasionante y sobre todo más humanizante, constructivo y edificante.
Y es que particularmente el cerebro "se cree" todo lo que uno le dice, y en síntesis allí radica gran porcentaje del éxito o fracaso de las acciones que emprendemos. Estudios sobre capacidad creadora, han demostrado que las personas calificadas como creativas, se creen a sí mismas creativas, y las calificadas como no creativas, se consideran a sí mismas no creativas.
Lo anterior nos lleva a pensar, que desde el mundo de las ideas, el cual es superior al mundo de las acciones, damos paso o no al proceso creativo, y ésto se traduce finalmente en expresiones de autoestima, cuando la persona se dice "soy capaz", "puedo hacerlo", ó "no puedo", "no soy capaz", etc.. Lo importante es que al margen de la capacidad que personalmente se tenga -pues la creatividad, al igual que todos los procesos psicológicos superiores del hombre, está en última instancia determinada por la relación herencia - medio ambiente- se posea claridad sobre lo que se puede alcanzar. Pero la autoestima no depende exclusivamente de la imagen que yo me hago de mí mismo al margen de los otros piensan de mí, sino que precisamente es una construcción de lo que yo y los otros piensan de "mi yo", de tal suerte que su aporte traducido en palabras, actitudes y gestos, van a ser que yo me crea capaz o incapaz de pensar una u otra idea, o de ejecutar una u otra acción.
De esta manera, los procesos de Gestión Humana en las organizaciones, se presentan como escenario privilegiado para el desarrollo de la autoestima y por consiguiente de la capacidad creadora de las personas.
En administración existe en la actualidad una herramienta innovadora y sobre todo muy edificante, el empowerment. Esta palabra se ha traducido como empoderamiento, que no es otra cosa sino el reconocimiento del poder que los otros tienen, lo que nos permite dejar que los demás "hagan cosas". Eso conlleva a los conceptos de autoprogramación y autocontrol.
Valdría la pena preguntarnos si nuestra actividad gerencial está caracterizada por la autoprogramación y el autocontrol, o nos pasamos la mayoría del tiempo decidiendo nosotros qué es lo que debe o no debe hacer un colaborador y posteriormente, revisando lo que hace, para finalmente decir si es bueno o es malo. De esta manera, generamos o no espacios de participación, y es así como le permitimos ser o no ser, que haga o no haga cosas; es allí donde le reconocemos o no, ese "poder" que tiene por naturaleza para hacer grandes o pequeñas cosas; lo importante es que las haga. Así, el colaborador generará la idea de que todo lo que se piensa se puede hacer; no existirá en su vocabulario la palabra imposible; esto le permitirá canalizar su pensamiento desde una perspectiva divergente, suave, blanda, ilógica, ambigua, poco práctica, es decir lateral, a una perspectiva convergente, dura, lógica, concreta, lineal. Ambas maneras de pensar son necesarias en el proceso creativo. Por lo tanto no existirán barreras para la imaginación y la fantasía y se poseerá un alto grado de credibilidad y confianza en sí mismo, y que es ésto, sino en otras palabras autoestima.
De nuestro estilo en Gestión depende en un altísimo porcentaje, alimentar la fantasía y la imaginación de nuestros colaboradores, navegando con ellos en el espacio de la posibilidad, evitando la normalización excesiva, cuidando de diseñar estructuras excesivamente rígidas e intolerantes, revisando nuestro concepto de control y autoridad.